El famoseo pedorro
Antes llamábamos “caja tonta” a la televisión; también estaban los “bustos parlantes”, los locutores y locutoras; después se inventaron esa cursilería de “los presentadores/as” y más tarde vino lo de los “comunicadores/as”. Ahora los diferentes canales nos enseñan a diario y a casi todas las horas a esas pandillas que se denominan a sí mismos, periodistas. ¡Ya! Lo que hacen todos estos es cotilleo puro y duro basado en las miserias de los famosillos e incluso alguno o alguna de esos “famosos” se han incorporado a los equipos de “periodistas del corazón”.
Estas pandillas de supuestos periodistas se dedican sobre todo a vociferar, a ver quien grita más; hay alguna que chilla tanto que cualquier día se le estallan las venas de la garganta. Casi todos los del género masculino que participan en esos “entretenidos” programas, en realidad pertenecen al género neutro, es decir, que son como los coches utilitarios de hace unas décadas, que llevaban el motor detrás. Pues todo esto ya va siendo una hartura; es indignante la cantidad de miles de euros que se están dilapidando en la manutención de este tipo de programas. Y mientras las pandillas de chillonas y chillones discuten sobre las aventuras amorosas o sexuales del famoseo, en el tercer mundo los niños se siguen muriendo de hambre.
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