LAS CATALANAS
Las elecciones catalanas están en plena ebullición. Al margen de la chorrada de mal gusto de los mushashos y mushashas de Mas, no todo el monte es orgasmo, se ve que los candidatos de los partidos ya están disputándose los votos, corriendo por esas carreteras, mitineando por doquier, dejándose la voz en los cines, teatros, salones, casinos, de los pueblos catalanes, para tratar de convencer a los ciudadanos. Cada uno lleva en su cartera el mejor programa, las mejores intenciones, las más espectaculares promesas, que, según el difunto viejo profesor Tierno, se hacen para no cumplirse jamás.
Veo ayer en el periódico la foto de Mariano Rajoy con Alicia Sánchez Camacho, candidata en esa región española por el PP y Soraya Sáenz de Santamaría, que ha ido para ayudar a su compañera de partido. Detrás, en esa fotografía, se ve la sonrisa estupenda de Mercedes de la Merced, doblemente protegida por la Virgen patrona de Cataluña, en nombre y apellido. Pues allí está la "Mercé" - léase Marsé - dispuesta también a echar una manita a su partido.
Y yo me digo, creo decirme bien, ¿Por qué no se rescata de una vez a Mercedes de la Merced, para la alta política madrileña? ¡Qué tontería pregunto! Porque Gallardín la tiene miedo. Pues yo creo que hubiera sido la alcaldesa ideal: es inteligente, tiene sobrada experiencia municipal y además carece de esos delirios de grandeza característicos del alcalde de Madrid.
Todos sabemos que Ruiz Gallardón ha utilizado sus cargos, de presidente de la Comunidad y de alcalde, como trampolín para subir a sus grandes ambiciones: la presidencia nacional del PP y la del Gobierno de España, pero a mí me parece que ya no está tan convencido de conseguirlo; de ahí ese trasladarse al antiguo Palacio de Comunicaciones, frente a Cibeles - si tú eres la carismática diosa de Madrid, yo soy el dios y vivo bajo techado - bien instalado: Ruiz Faraón, le llaman.
Pues, volviendo a de la Merced, me parece que es uno de los grandes activos del PP de Madrid y es una lástima que no se utilice su valor político ni para el Ayuntamiento ni para la Comunidad; claro que ahí está la otra piedra para tropezar: "Espe", que también tiene puestas sus esperanzas, mire usted por dónde, en las más altas miras de la gobernación del Estado. Pues tampoco estaría mal que Mercedes ocupara en la autonómica un buen sillón. Pero doña Esperanza se las compone solita para retirar de su entorno a quienes no considera de su cuerda. Hay quien se la jugó defendiendo las posturas de Gallardón frente a Aguirre y perdió porque la Presidenta de Madrid es la presidenta provincial del partido también y tiene poder para mandarte a la última fila en las listas de las elecciones municipales o autonómicas.
Esto pasa por lo de las listas cerradas. ¡Y a mí que me gustaría verlas abiertas! Yo, que milité en Alianza Popular y en el PP, me salté la disciplina de voto a la torera y jamás voté a Gallardón porque no me dió la gana, ni para senador ni para la Presidencia de la Comunidad ni para la Alcaldía.
Después de mi paso por UPyD, donde descubrí que ningún partido es interiormente democrático, decidí no dar mi precioso voto a ninguna opción, así que voto en blanco. Si un día se abren las listas y aparece Mercedes de la Merced, entonces volveré a introducir la papeleta en la que aparezca su nombre. Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.