¡FELICES FIESTAS!
Aunque ya han pasado las dos primeras fiestas, de Nochebuena y Navidad, quiero desear a mi lector o, si hay alguno más, muchas felicidades para las que quedan; que entren con buen pie en el proximísimo año y tengan los parabienes, venturas, éxitos y todo lo demás que se merezcan.
Y dicho esto - frase sacramental de Fraga Iribarne - hablemos de otras cosas.
Hace unos días leía la "tercera de ABC" escrita por Alex de Laiglesia. Esa lectura me ha reconciliado en parte con el cine y su mundillo. Por lo visto es el presidente de la Academia de la cosa. Yo, desde que soy miembro de la Academia de Humor, propendo a respetar a las señoras y señores académicos de algo. Pero volvamos a don Alex. Su artículo es de lo más sensato que se ha dicho respecto a ese lío de la abortada "Ley Sinde"- por una vez estoy de acuerdo con el abortaje. Don Alex defiende la postura de los internautas que se bajan productos por internet porque "para eso tienen ordenador y pagan sus cuotas de enganche a la red". Por otro lado entiende que hay que tratar de no hundir lo que, en definitiva, es el cine, o sea esa industria. Yo, que llevo más de veinte años sin pisar un cine ni una sala de proyección ni nada por el estilo, solamente veo películas en mi casa porque así, si me duermo y ronco, no molesto a nadie, dado que mi mujer se duerme antes que yo. De Laiglesia considera que habrá que inventarse algo que arbitre las contrapuestas posturas.
¿Pero quién o quienes se lo tienen que inventar? Los del cine, por supuesto que no; los políticos, muchísimo menos; yo creo que deberían ser los copiones mismos quienes asaquen un código deontológico.
Por mi parte y para arrimar mi granito de arena diría que nunca se copie nada del ínclito y perínclito, que se denomina a sí mismo cantautor, llamado Ramoncín; que nadie se baje una peli del José Sacristán, de las narices, que nos tiene hasta las mismas de su perorata moralitiquina comunistoide. ¡Anda y que les den!
Pero, oigan, Alex de la Iglesia muy requetebién.
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