El maldito diseño

Con las puñeteras manía y moda del diseño se nos está complicando la vida de una manera horrorosa; por ejemplo, antes, casi hay que decir ya antiguamente, uno cambiaba las bujías del coche o de la moto como el que lavaba, de igual manera acontecía con las bombillas, los platinos e incluso y si se disponía de un foso, se cambiaba el aceite y se podía engrasar un poco, amén de limpiar los bajos. Hoy los únicos bajos que uno puede limpiar son los propios y, si se deja, los de la señora de uno.

Bueno, pues en dos días, he tenido que llevar la moto y el coche al taller para que me cambien una rueda pinchada y me pogan unas bombillitas; en ello se me han llevado más de 100€ en total porque el puñetero diseño de la motocicleta y del automóvil no permiten que un ciudadano de a pié, por muy motorizado que esté, le meta mano a sus propios vehículos. ¡Quite, quite! ¡Qué disparate! Pero a quién se le ocurre ni pensar siquiera en ello. La moto y el coche serán de usted, o sea de su propiedad, pero también son de diseño y éste, el señorito diseño, dice que usted ni tocarlos si no es para conducirlos y nada más; así que usted se amuela con las manitas quietas y calladito para no gastar las fuerzas que necesita al sacar la cartera y pagar en mano de obra un riñón y parte del otro ¡FALTARÍA MÁS! Y dese usted por contento.