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Señor con sombrero, agradecido a la vida pese a todo lo que le ha tocado vivir. Otra vez solito en la vida ¡Viva Mercedes! ¡Viva Yo! ¡Viva Bimbo, mi fiel amigo! ¡Viva España!.

sábado, 14 de abril de 2012

ALFREDO

  El pasado día 11 de abril de 2012, mi amigo del alma, Alfredo Rodríguez Freyre, moría en el hospital de Aranjuez, a los 88 años.


  
  Alfredo fue el más joven de los amigos de mi padre y uno de los más mayores de mis amigos; en cualquier caso, era tan próximo a todos nosotros, los Larroca, que podemos considerarle como un miembro más de nuestra familia, a la que en grado tercero o cuarto, realmente pertenecía por la rama de los Ortiz de Zárate. En todo caso éramos muy íntimos amigos.

  Durante años Alfredo se acercaba a la puerta de la tienda de Juan José Recas, enfrente de su casa, donde mi padre se sentaba y allí mantenían la tertulia. La táctica de Alfredo era tirar de la lengua a mi padre con el socorrido tema dinástico de la monarquía. Julián Larroca, o sea mi padre, era juanista de don Juan III y Alfredo había decidido ser carlista después de haber leído a Valle Inclán; es decir Alfredo fue carlista por pura estética literaria, lo que denota claramente su buen gusto. Mantenían atávicas discusiones a sabiendas de que todo aquello era broma, pero se entretuvieron y divirtieron así unos cuantos años y cimentaron una entrañable y profunda amistad. Y yo, querido Alfredo, te agradecí muchísimo aquella deferencia que tuviste con mi padre. Después, en octubre de 1972, a los 68 años, Julián murió y, naturalmente, vino a parar a esta tierra nuestra tan amada de Chinchón; y allí estabas tú, a la puerta de nuestro cementerio, para portar, hombro con hombro a nosotros, el féretro de Papá y comprendí, entonces, que eras mucho más que nuestro amigo y decidí en mi interior adoptarte como hermano mayor y así te pensé el resto de tu vida. Por eso quise despedirme de tí y besar tu frente y hacerte la señal de la Cruz en ella, en recuerdo también del nombre de tu Granja: "La + del Portugués", donde tantas veces charlamos. 

El día 11 de abril, festividad de San Estanislao, partiste a reencontrar a tu amigo Julián y  otros cuantos que te han precedido. Y, como dijo Luis Lezama, habrás montado tu tertulia con todos ellos y estarás recitando versos con tu tan bien impostada voz:

..."Y tú, Chinchón de Castilla,
no dormirás en mi olvido"... 

Hasta siempre, hermano.


 



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