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Señor con sombrero, agradecido a la vida pese a todo lo que le ha tocado vivir. Otra vez solito en la vida ¡Viva Mercedes! ¡Viva Yo! ¡Viva Bimbo, mi fiel amigo! ¡Viva España!.

domingo, 23 de marzo de 2014

 
ADOLFO SUÁREZ
 
A las 15:03 horas de hoy, 23 de marzo de 2014, ha fallecido en Madrid el que fue primer presidente de la Democracia en España, ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ, DUQUE DE SUÁREZ.
 
DESCANSE EN PAZ
 
En primer lugar, quiero pedirte perdón públicamente por mis irrespetuosas frases que te dediqué, en las elecciones generales de 1982, cuando yo mitineaba por Alianza Popular y tú te presentabas como candidato a la presidencia del gobierno por tu recién creado partido CENTRO DEMOCRÁTICO SOCIAL (CDS). En el fragor de las batallas electorales, se me escaparon epítetos absolutamente incorrectos hacia tu figura política y personal. De todo ello ha tiempo que me arrepentí para reconocer, después, tu gran trayectoria y los méritos que acumulaste al devolver al pueblo español la soberanía, de la mano de S.M. el rey don Juan Carlos.
 
 



 
Es este el perfil de un político de valor, de un valor irreconciliable con lo mediocre, con las políticas oscuras, con la traición, con la deslealtad. Adolfo Suárez, al comprometerse con el Rey en la labor de desencuadernar el régimen franquista, para volver a encuadernar la historia de nuestra nación en piel democrática, afrontó las muy espinosas dificultades, frente a los políticos de diferentes ideologías y ambiciones personales.
 
Por la izquierda, le afeaban su pasado en las filas del franquismo; por la derecha, le consideraban un recién llegado, sin mucha preparación. Las brillantes carreras de los Fragas, Areilzas, Silvas, Rodríguezes de Miñón, Alzagas, etc. quisieron apabullar a quien fue el elegido por la mano del Rey. Pensaban, cómo no, que aquello iba a ser transitorio y que pronto les llegaría a ellos su turno, para gobernar como Dios mandaba. Más o menos, lo mismo que pensaba la izquierda sobre el reinado de don Juan Carlos: "Juan Carlos, el Breve", le llamaron.
 
Pero ni unos ni otros contaban con un aspecto para ellos desconocido: Suárez era un auténtico mago de la simpatía, tan convencido de lo que se debía hacer, que convencía, contagiaba a sus adversarios. Así consiguió el consenso que le había propuesto el monarca, el todos para uno y uno para todos, por el bien de España y de los españoles. Y los Fraga, Roca,  González, Carrillo, tuvieron que sentarse a dialogar con el fin de modelar el proyecto político que devolvería al pueblo la soberanía y el protagonismo en la vida nacional. ¡Ni más ni menos! Y ésta fue la primera gran obra de Suárez.
 
Después, según iban pasando los meses y los años, cada adversario volvió a lo suyo, le negaron el pan y la sal, todo era negativo: los grupos terroristas: asesinatos, secuestros, amenazas y chantajes por doquier; los grupos parlamentarios le atacaban despiadadamente, de un lado y de otro; los altos mandos militares, el generalato y sus hijos, oficiales y jefes, criticaban cada una de sus decisiones, le retiraban el saludo, le insultaban tachándole de traidor.
 
A cambio, Adolfo Suárez muestra y demuestra su valor el 23 de febrero de 1981, cuando se enfrenta al traidor, éste y sus compañeros de asonada, que hablaba como un borracho de consumos: "Quieto todo el mundo", " se sienten, coño"... El presidente le insta a deponer las armas y defiende al vicepresidente, general Gutiérrez Mellado, cuando intentan derribarle. El borracho de consumos quiere lucirse practicando una llave de judo a su superior jerárquico en la milicia y, por su cargo, en la vida ciudadana.
 
Al día siguiente recibe el reconocimiento a su valentía, por unanimidad, de todos los grupos parlamentarios. La cámara al completo, en pié, aplaude la entrada del Presidente, que ese mismo día se despide como tal.
 
Más tarde, viene lo que a mi criterio fue un error, la fundación del CDS y su aspiración de nuevo ala presidencia: fue un rotundo fracaso.
 
Pero esta equivocación no borra la gallardía con que abandonó la presidencia del gobierno. Después de otras dos elecciones, decide retirarse a su casa.
 
Las enfermedades de su mujer, Amparo Illana y de su hija Mariam, le preocupan ahora sobre todo y se centra en su cuidado y compañía. Pero otra enfermedad le va carcomiendo su memoria. Olvida quién ha sido y no sabe quienes son los que le rodean. Su pasado está en blanco: sonríe ante algunas muestras de cariño; los reyes le van a ver para hacerle entrega del collar del Toisón de Oro y pregunta al rey si viene a pedir dinero. Ni le conoce.
 
 
 
 
El Rey le ampara ahora en su inocencia, como él amparó al Rey cuando le necesitó.
 
 
ADOLFO SUÁREZ GONZÁLEZ, DUQUE DE SUÁREZ, duerme tu sueño eterno en paz y que el Señor te acoja en su seno.